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LA BATALLA DE LA MADELEINE

La tercera de las grandes hazañas de Cristino fue el combate de la Madeleine, famosa en toda Francia. Ésta fue una de las acciones más importantes de los guerrilleros de la 21ª Brigada de la 3ª División, mandada por Cristino.

Hacia mediados de agosto de 1944, ya efectuado el desembarco aliado en Normandía, los guerrilleros reciben la orden de entorpecer al máximo las maniobras alemanas tendentes a acumular reservas en las zonas cercanas al desembarco. Cristino tiene noticia de que una columna de la Wehrmacht salida de Toulouse marcha hacia París. Ha sido vista en Albi y Beziers y parece que nada del mundo obstaculizará su marcha hacia la zona donde entrará en combate.

La columna, procedente de Saint-Hyppolite, tendrá que pasar forzosamente por el cruce de la Madeleine, en las cercanías de Tornac, cerca del castillo del mismo nombre, con dirección a Anduze o Nimes. La estrecha carretera caracolea por un espeso bosque, cruza el puente del ferrocarril Lezan-Anduze y sigue por un trecho más recto y despejado.

   
 

El día 24 de agosto de 1944, de madrugada, un destacamento de treinta y cuatro guerrilleros de la 21ª Brigada al mando del Comandante Gabriel Pérez, llega allí. A continuación lo hacen cuatro FTPF franceses, hombres avezados en la lucha y expertos conocedores de aquel terreno, que les asesora con todo detalle dónde deben situarnos. Toman posición en las alturas colindantes al Castillo de Tornac, desde donde se domina la carretera y el terraplén de la vía férrea, al tiempo que los especialistas en el manejo de la dinamita colocan sendas cargas de explosivos debajo de los dos puentes: el de la carretera y el del ferrocarril.

Alrededor de las tres de la tarde, los que montan la guardia avistan en la lontananza un grupo de motoristas encabezando una numerosa columna del ejército alemán, compuesta de sesenta camiones, tres cañones y cinco blindados, con un millar y medio de hombres. Tras breve cambio de impresiones, en el mando se dan órdenes estrictas de permanecer cada uno en su puesto en espera de que la columna se aproximase a los puentes y una parte de la misma comenzase a cruzarlos, a partir de cuyo momento se volarían los puentes, entre el cruce de la carretera y el pueblo de Tornac, cuya población en previsión de los acontecimientos había sido evacuada la noche anterior.

El jefe guerrillero da orden de hacer volar el puente, cortando así la vía férrea y la carretera. Una nueva explosión intercepta la carretera detrás de la columna. La caravana germana queda inmovilizada, sin poder avanzar ni retroceder.

 

 

 

 

1944 (Agosto) Grupo de guerrilleros españoles que participaron en la batalla de La Madelaine. Monumento conmemorativo.
   
 

Se entabla un duro combate que se prolonga hasta el anochecer. Creyendo los alemanes que las fuerzas enemigas son mucho más superiores en número y en armamento, tocan alto el fuego. La realidad consiste en que se han situado en lugares estratégicos escogidos y pueden concentrar el fuego por donde ellos están obligados a pasar. Desconcertados, los teutones deciden formar un cuadro para evitar ataques por sorpresa y resistir hasta que llegue la noche. Después de muy entrada la noche, sus tanquetas intentan romper el cerco que les han hecho, el cual ofrece flancos vulnerables. Para detener el avance de sus tanquetas, se destaca un grupo de dinamiteros, cuya intervención rápida y acertada logra inutilizar cuatro tanquetas y dejar “clavadas” en el sitio a las fuerzas atacantes, que no vuelven a hacer un nuevo intento hasta el día siguiente, en que, de buena mañana, cinco oficiales alemanes, enarbolando una bandera blanca, salen a parlamentar.

Parecen estar dispuestos a rendirse y quince oficiales alemanes vienen a parlamentar con el mando español. Como condición previa dicen que solo se rendirán a los oficiales del Ejército Regular y no a soldados de ocasión. Por parte de la guerrilla les proponen que, si vienen con dos o tres de sus oficiales de alta graduación, les acompañarán a ver al comandante de la gendarmería francesa de Anduze, lugar más próximo de donde se encuentran.

Les dicen estar de acuerdo y es decidida una tregua de dos horas. Dos oficiales enemigos son conducidos a Anduve para negociar con los jefes españoles en presencia de la Gendarmería francesa, representada por el comandante de puesto, única representación regular de la región. Los alemanes insisten para que se les deje el paso libre, comprometiéndose, a cambio, a no atacar a los guerrilleros. Cristino, de acuerdo con el comandante de la Gendarmería, propone, en cambio, la rendición incondicional.

Los alemanes, antes de terminar la negociación, creyendo sorprender a los sitiadores, rompen la tregua, lanzando un furioso ataque a las posiciones guerrilleras con artillería, tanquetas, morteros y armas automáticas, que se prolonga más de dos horas. Mientras combaten, les llega un pequeño refuerzo de varios guerrilleros y media docena de gendarmes franceses, que insistentemente habían solicitado al puesto de mando de las Fuerzas Francesas del Interior (F.F.I.). Esto les permite reforzar las líneas de defensa, colmando los huecos existentes en sus posiciones y cerrar un poco mejor el cerco a las fuerzas atacantes.

 

Mediada la mañana, aparece un soldado alemán enarbolando bandera blanca; uno de los oficiales se levanta y va hacia él. Apenas da unos pasos, recomienza un intenso tiroteo, seguido de otro fortísimo ataque contra las posiciones guerrilleras. Ante las dificultades que tropiezan para penetrar en nuestra línea de defensa, desesperados e impotentes, se lanzan en tromba en un tercer ataque, dispuestos a romper el ariete que les impide avanzar, y posiblemente lo hubiesen conseguido de no haber intervenido a tiempo, como “caída del cielo”, la aviación inglesa, que volando a ras de tierra para no errar el blanco, comienza a vomitar fuego y a lanzar bombas en las filas alemanas, sembrando el pánico, el desconcierto, y dejando en el terreno decenas y decenas de muertos y heridos alemanes. Desmoralizados ante el inesperado ataque de la aviación inglesa, al filo del mediodía levantan bandera blanca y se rinden, en esta ocasión sin condiciones.

Unos seiscientos alemanes son hechos prisioneros; además, dejan en manos guerrilleras y francesas importantes cantidades de armas y municiones, más ametralladoras, anti-tanques, camiones y blindados ligeros. Su jefe Konrad A. Nietzche Martin se desnuda, quema la ropa y documentación, se rocía de gasolina, se pega fuego y se dispara al parietal, incapaz de afrontar el pánico de caer en manos de un puñado de guerrilleros y avergonzado por haber capitulado ante tan insignificantes fuerzas. Consumada la rendición, sus mismos compañeros proceden a recoger los heridos y enfermos, en número aproximado a los doscientos, para evacuarles a los hospitales franceses, mientras los muertos son enterrados en los alrededores del que había sido el campo de batalla. De parte española, hay solamente tres heridos de bala, por suerte sin gravedad ninguna de ellos.

Los nombres de los guerrilleros que participaron en la contienda fueron: Gabriel Pérez, Gregorio Izquierdo, Antonio Fernández, Joaquín Arasanz, Pedro Vicente, Ángel Suárez, Francisco Carranque, Antonio Espada, Francesc Estévez, Luis Fernández, Joaquín Almazón, Alejandro Moreno, Eduardo Fuertes, José Sanz, Sabino Encina, Eduardo Puente, Victoriano Huerta, Severo Ferrials, Pascual Fernández, Julio Béjar, Francisco Esteban, Julio Rodríguez. Por su participación en la batalla de la Magdalena, todos ellos fueron citados en la Orden General número 35, por el general de la división Ollería, comandante de la IX Región Militar, que comporta la atribución de la Cruz de Guerra, con Estrella de Plata, en Marsella, el 25 de octubre de 1946. Esta memorable batalla ganada al ejército alemán ponía punto final a la participación de la guerrilla española en la lucha contra las tropas de ocupación germana en Francia. Para muchos de ellos era, no obstante, el comienzo de otra página, en realidad continuidad de la lucha contra la dictadura franquista que, seis años después de terminada la guerra civil española de los años 1936-39, seguía persiguiendo, torturando y fusilando en nuestro país por el solo hecho de tener ideas políticas y tratar de organizarse para poderlas defender mejor. En esta ocasión, la lucha sería en el suelo patrio, contra el régimen opresor y en defensa de la libertad y la democracia en España.

   
 

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