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DETENCIÓN y FUSILAMIENTO

Cristino es detenido el 18 de octubre de 1945 en la Plaza Mayor junto a Antonio Medina Vega y Gonzalo González.

Hay diversas opiniones de cual fue el motivo de la detención de Cristino. Dicen algunos autores que se produjo en una casa en el momento de reunirse con Antonio Medina y otros guerrilleros y otros que si se debió a la detención de un grupo de 16 comunistas de Radio Sur, entre los que estaba el secretario general del sector Juan Cano Vega y que habló de los guerrilleros y del asalto al Banco Central. No obstante y a pesar de que la detención de Juan Cano ayudó mucho a la policía para empezar las pesquisas e investigaciones sobre la guerrilla urbana, lo que les llevó directamente a ellos fueron dos hechos: la aparición del cadáver de una prostituta en la calle Amor de Dios, que era clienta habitual de Carranque y que tras el atraco en vez de devolver todo el dinero, se quedó parte del mismo haciendo ostentación de poseer mucho dinero, comprándose un traje, un abrigo, un reloj y una radio y gastando grandes cantidades de dinero en los bares en los días siguientes. Esto confirmó las sospechas de la policía que le llevó hasta Carranque, deteniéndole el 16 de octubre. Junto a él fueron cayendo todos los demás miembros de la guerrilla urbana con Cristino a la cabeza, postrando otros objetivos guerrilleros que tenía en preparación para llevarlos a la práctica.

Cristino tenía previsto para el día 20 de noviembre la sublevación de varios campos de concentración, estos presos armados entrarían en las calles de Madrid ayudando a escapar y tomar las cárceles madrileñas repletas de miles de republicanos para luchar contra las fuerzas franquistas. En la casa donde se hospedaba Cristino en la calle San Agustín nº 9, se le ocupó una maleta con importante documentación de futuros golpes, planos, etc…

Entre la documentación requisada había una relación de miembros de una organización clandestina de tipo nacional, nombres de personal militar que prestaban sus servicios en el Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica del Ministerio del Aire, planos hechos a mano del cuartel de los Docks, de Intendencia, de los apartados ferroviarios del Centro de la Plaza, de Polvorines de Valdemorillo, del local de las oficinas de Subsidio, de la calle del Piamonte, del cuartel de Automovilismo en la carretera de Alcobendas, diversas cédulas personales y documentación para documentar a los individuos, información de algunos jefes y oficiales de la Fiscalía Jurídica Militar de la Primera Región, nombres de más de 100 personas para ser controladas y ser víctimas de posibles atentados entre los que estaba el general José Ungría Jiménez, 25 cuartillas escritas a máquina para la fabricación de bombas y explosivos y su colocación para destruir puentes y vías férreas, nota manuscrita señalando el recorrido de los motoristas del Parque del Oeste-Viveros-Casa de Campo, mapa con indicaciones de las zonas asignadas a los guerrilleros en sierras de Ávila y Guadalajara y otros muchos documentos de análogo carácter.

Después de ser detenido es llevado a los calabozos de la Dirección General de Seguridad. Allí es torturado bárbaramente, como narra él en la carta dirigida a su partido. De allí pasa a la Prisión Provincial de Madrid, más conocida como “la cárcel de Carabanchel”.

Entre la relación de documentación del expediente policial de Cristino aparecen varios expedientes de los inspectores de guardia de la Brigada de Investigación Criminal en la DGS indicando que el prisionero estando incomunicado estuvo a punto de suicidarse el mismo día de su detención originándose dos heridas en el brazo izquierdo sobre la vena con una herradurita que tenía en el zapato en el momento que estaba mirando unas fotografías, siendo curado en el botiquín de la dependencia.

El consejo de guerra contra Cristino García tiene lugar el 22 de enero de 1946 en el Gobierno Militar de Madrid.

La noticia escandaliza a los franceses. No podía ser que el franquismo matase como un perro a un héroe de la Liberación. No pocas veces llaman a intervenir directamente en España. El 26 de enero, Le Patriote publica: “ Los partisanos del Alto Garona exponen su indignción por el nuevo asesinato que prepara Franco…”, La Voix du Peuple, el 31 de enero: “Francia debe salvar a Cristino García Granda, Francia debe intervenir inmediatamente…” , L´Humanité, el 5 de febrero: “Los sindicatos piden la detención de todo apoyo económico a Franco, el asesino…”, Front National, el mismo día: ”¿Dejaremos asesinar fríamente por Franco los mejores hijos de España?el gobierno de la República debe conceder a Cristino la nacionalidad francesa…”

La sentencia es emitida el 8 de febrero: condena a muerte para Cristino y otros guerrilleros. El 9 de febrero intercede el gobierno francés y el 21 de febrero son fusilados en el campo de tiro del Campamento.

Su actitud en el “juicio” no puede ser más enérgica y combativa: “El fiscal nos llama bandoleros. No, no lo somos. Los bandoleros son quienes nos acusan, quienes martirizan y matan de hambre al pueblo. Nosotros somos la vanguardia de la lucha del pueblo por la libertad. Este juicio es una farsa en la que se nos acusa de delitos que no hemos cometido. Pero tenéis prisa por deshaceros de nosotros. No queréis que el mundo vea nuestros cuerpos martirizados. Queréis ensuciar con este juicio al glorioso movimiento guerrillero. Podréis matarnos, porque para eso habéis asaltado el poder. Ese es vuestro oficio. Pero desde este banquillo, que muy pronto ocuparéis vosotros, yo, en nombre de mis compañeros, os digo: ¡Estamos orgullosos de pertenecer al movimiento guerrillero!”. Su defensor intenta una exculpación a base de alegar que tanto él como sus hombres había venido engañados, pero Cristino interrumpe a su abogado- “ es falso lo que dice el abogado, que nosotros somos gente engañada. Somos patriotas antifranquistas convencidos, que no hemos abandonado la lucha contra los verdugos que oprimen a nuestro pueblo. He sido herido cinco veces en la lucha contra los nazis y sus lacayos falangistas. Sé bien lo que me espera, pero declaro con orgullo que cien vidas que tuviera las pondría al servicio de la causa de mi pueblo y de mi patria”.

La importante repercusión internacional del juicio y la presión del Gobierno francés, que intercede por la vida del guerrillero el 9 de febrero de 1946, no evitan la ejecución de Cristino junto con otros guerrilleros: Antonio Medina Vega, Manuel Castro Rodríguez, Luis Fernández de Ávila, Francisco Esteban Carranque, Cándido Mañanás Servant, Alfredo Ibias Pereira, Diego Duque Molina, José Martínez Gutiérrez, Blas Cordero Bazaga, José Antonio Cepas Silva y Alfonso Díaz Cabezas.

Los restos de estos guerrilleros son arrojados a una fosa común. Sus familiares y la organización clandestina de Madrid lograron identificar sus restos y en 1957 reunieron éstos y los de otros maquis en el cementerio de Carabanchel.

En septiembre de 2002, Antonio Ortiz, técnico municipal estudioso de la historia de la ciudad de Madrid, descubrió varios enterramientos en un columbario de ladrillo y lápidas de imitación marmórea de apenas dos palmos de extensión del cementerio de Carabanchel Sur. Los restos de Cristino, Alfredo Ibias Pereira y Francisco Esteban Carranque ocupaban un solo columbario y bajo sus nombres, a cuyo pie figura la fecha de 21 de febrero de 1946, se alineaban rosas rojas de plástico.

 

 

   
 

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